72º57'46'' S 36º12'28'' O.
Belén BascuñanObservación directa y delimitación formal se ponen en tensión en el trabajo de estos artistas. Rafael Guendelman y Sebastián Riffo han convocado distintos recursos plásticos en el interés por presentar imágenes del territorio cubierto por el maremoto; estos dan cuenta de distintos grados de mediatización, intervención, elaboración.
72º57'46'' S 36º12'28'' O son las coordenadas espaciales que enmarcan los poblados más afectados, e indican las localidades de Iloca y Dichato. Entre ambos puntos, y con el mar de costado, se arma una ruta que a un año de la catástrofe fue recorrida por los artistas. En este viaje recolectaron y produjeron material de diversa naturaleza: registro audiovisual, testimonios de lugareños, dibujos, acuarelas, historias, pequeños objetos recogidos en las caletas.
Las piezas, en su conjunto, ofrecen un relato del desastre, a más de un año de ocurrido. Sin embargo, Guendelman y Riffo optan por desviarse de la voluntad de construcción y/o reconstrucción del paisaje y se concentran más bien en registrar y analizar el territorio y la cotidianeidad de las localidades visitadas.
“Sombras”, de Sebastián Riffo, es una serie de diez carboncillos que describen, con libertad gestual, una arquitectura algo incierta y una construcción en ruinas. El trazo y los grises se encuentran a medio camino, resistiendo fuerzas contrarias, entre lo reconocible y codificable y el desvanecimiento y la desintegración.
Esta gestualidad se opone a la idea de la línea como convención y se enfrenta a la cifra de contornos y de límites, los que en la muestra se emparentan con el imaginario geográfico y topográfico. Junto a las piezas de exposición, un mapa ubica el epicentro de las fuerzas telúricas del maremoto y la expansión de ondas que afectó a Iloca y Dichato.
Acá surge un movimiento que también se hace presente en los videos realizados por Rafael Guendelman. El plano fijo y el corte directo son utilizados para expresar una mirada inconmovible, distante y objetiva: unas lomas, una casa devastada, la fisionomía de un lugareño hablando. Por unos segundos vemos el mar recortado en sus lados laterales e inferior por el encuadre, y en la parte superior por el horizonte. Vemos también que la composición y variaciones tonales en el mar y cielo dan cuenta de un ánimo contemplativo. Eso que por momentos es mar, por momentos es pura experiencia formal.
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Entre las acuarelas, los dibujos y los videos, siguiendo la idea de huella lumínica, es quizá en el trabajo audiovisual donde encontramos más directamente -en sentido material- un pedazo de ese viaje. La distancia desafectada de la cámara juega a ser neutral y objetiva. Este recurso hace una crítica a la sobrecargada emotividad con que los medios de comunicación trataron los efectos del maremoto. De cierta forma se desnaturaliza el discurso mediático.
Las entrevistas se detienen en muecas fortuitas, en detalles prescindibles, y evitan convertirse en un oportunista inventario de pérdidas. El roce del viento sobre los árboles en un atardecer junto al canto de pájaros, llama más la atención que una casa en ruinas.
Una decisión de montaje, no obstante, nos pone del lado del artificio. Frente a dos proyectores, tenemos la opción de ver un mismo video con tres audios distintos. Quien especta es quien decidirá si ver, por ejemplo, el mar con su sonido original, o cambiar de audífonos y escuchar, tal vez, lugareños hablando.
La permutación del audio hace que los contornos del encuadre delimiten un territorio equívoco. “Entre Iloca y Dichato” dice el título. Entre la observación directa y la delimitación formal. Entre dibujo de mano alzada y plano fijo-montaje directo. Entre lo uno y lo otro, tal vez nos quedemos, finalmente, con la imagen de un hombre moreno, de jockey y polera blanca, que pudo o no haber perdido su casa.
72º57'46'' S 36º12'28'' O.
Belén BascuñanDirect observation and formal delimitation become elements of tension in the work of these two artists, Rafael Guendelman and Sebastián Riffo, who have brought together different artistic resources to present images of the land covered by the tidal wave; and which offer different degrees of interference, intervention and elaboration.
72º57'46'' S 36º12'28'' W are the special coordinates that frame the most affected villages, namely Iloca and Dichato. Both localities have the sea at their side, and offer us a route to follow a year after the artists visited the catastrophe. In the course of this voyage, they collected and produced a variety of materials; audiovisual records, statements by the villagers and fishermen, drawings, watercolours, stories, small objects collected from the villages.
All these pieces offer a narration of the disaster after a year has passed. But, nonetheless, Guendelman and Riffo decide to turn away from the will to build and/or rebuild the landscape and concentrate on recording and analysing the land and the daily nature of the locations visited.
Sebastian Riffo’s “Sombras”, a series of ten charcoal drawings that give a free rendition of a somewhat uncertain architecture and shattered buildings. His stroke and greys meet in the middle of the road, resisting opposing forces that show what is identifiable and encodable and that which disappears and disintegrates.
This body-language is opposed to the idea of line as a convention and faces the figure of outlines and borders which in these works are closely related to our Geographic and topographic imagery. The pieces on show are accompanies by a map that gives the epicentre of the tidal wave and the expanding waves that destroyed Iloca and Dichato.
This gives way to a movement that is present in the videos produced by Rafael Guendelman. He uses close ups to express an unmoveable, distant and objective view: hillsides, a devastated house, the expression of a local man while he speaks. For a few seconds, we observe the sea cut out by the frame, and on the top of the horizon. We can also see that the composition and colours of sea and sky reflect a contemplative frame of mind. It is at times the sea, and at times pure formal experience.
The watercolours, drawings and videos follow a path of light in this audiovisual work that gives evidence of this voyage. The distance established by the camera plays a role that is both neutral and objective. This resource is a criticism of the overloaded emotivity with which the media treated the effects of the tidal wave. To a certain extent, we could say that it denaturalises the media discourse.
The interviews stop with accidental grimaces, with unnecessary details and avoid becoming an opportunistic inventory of loss. The wind moving trees at dusk with a backdrop of birdsong is much more impressive that a ruined house.
But a production decision places us on the side of artifice. When we face two projectors, we have the option of watching a single video with three different audios. The viewer will decide for example, whether to watch the sea with its original sound, or change headphones and perhaps listen to a villager speaking.
The permutation of the audio makes the boundaries of the frame mark an equivocal territory. The title is “Between Iloca and Dichato”. A space between direct observation and formal delimitation. Between drawing and fixed photomontage. And perhaps, between one and another, we might choose the image of the dark man with a cap and white T-shirt, who might or might not have lost his house.